Nadie entendió lo que para mi era tener tu cuerpo desnudo sobre mi cama, nadie conoció jamás esa sensación extraña al acariciar tu piel amoratada al borde de la putrefacción.
No pudieron disfrutar de ese olor fétido que irritaba la nariz.
Era tan perversamente excitante, mirarte ahí… admirarte así…
Era tan perversamente excitante, mirarte ahí… admirarte así…
Como podrían acaso asimilar el hecho de que quise comer ti cual ave de rapiña come con júbilo la carroña encontrada,
¡Ah!, que absurda la idea de que comprendieran mi perniciosa actitud.
VidaMía Santi©2007Copyright y Derechos Reservados.
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