Carta a un amor que nunca lo fue

Llegue presurosa, siempre tarde, como buena chica, estabas ahí sonriente, mirándome a lo lejos, me dijiste “calma, te sigo esperando”una sonrisa clara se asomo a mis labios, me sentí apenada por hacerte esperar tanto, me tomaste de la mano y nos fuimos caminando, recorriendo el hermoso parque que nos estaba rodeando.

Debajo de un enorme árbol con una confortante sombra, me dijiste “ven… sentémonos ahora” a tu lado me sentí nerviosa, era una cita rara, sin besos ni rosas,

Era extraño que un chico no me pidiera un beso, que no me dijera “luces hermosa”

Pensé que mi ego habías lastimado, mas de inmediato comprendí que eras quien había soñado, mas haya de lo banal, mas haya de lo esperado, tu veías mas por dentro, veías mi corazón lastimado, durante horas conversamos, de amores, desamores, encuentros y desengaños, de metas incumplidas, de amistades de mentiras, me contaste de aquel perro que te mordió la mano, de tu caída en bicicleta y de la pelea con tu hermano. Te conté de aquella noche cuando de la escuela nos escapamos, de mi primer beso, y de todos mis regaños, parecía que te conocía de antaño, me sentí tan bien contigo que olvide que eras un extraño, tu paz me cobijaba, el aroma de tu loción me embriagaba,

De pronto te quedaste callado y me miraste a los ojos, sentí que el mundo se centraba solo entre nosotros, ¡oh! Que ganas de besarte en ese instante, mi presión se aceleraba y mi piel te reclamo, me tomaste una mano,  me acariciaste el rostro, y sin dejar de verme a los ojos, un beso me regalaste… tierno, dulce, inigualable, yo no quería soltarte, pero entre risas me dijiste ¿ “acaso quieres asfixiarme “? Apenada te solté y pase mi mano por mi boca, me dijiste “eres una niña linda, pero algo loca” reímos sin cansarnos y después de un largo rato, de nuevo me tomaste de la mano, me acompañaste a mi auto y antes de despedirnos me dijiste casi temblando…“Eres exactamente la mujer que había soñado… y si fuera un hombre libre, jamás me iría de tu lado” me diste un beso en la  mejilla y te alejaste de inmediato, anonadada, me subí al auto y las  lagrimas me inundaron, no eres libre, eso me quedo claro… pero si no podrías amarme… ¿Para que diablos me has besado? Ahora, sufro y lloro cada vez que te recuerdo, eres la llaga viva que en mi corazón ha quedado, sufro por lo que paso y por lo que no ha pasado, el dolor de lo que no fue, para siempre me ha marcado.

©VidaMía Santi 2003 Copyright y Derechos Reservados